Elegí con prontitud este libro de nuestra biblioteca. El autor es un sacerdote que vivió de cerca la misteriosa vida de la Madre Teresa de Calcuta, se llama Joseph Langford.
Digo que elegí este libro con prontitud y verdadera sed, pues, el anterior libro que había leido era Gomorra, el cual, me había dejado un poso oscuro y difícil de digerir y del que quería librarme lo antes posible.
La receta de ésta misteriosa santa, cambiaría el recuerdo de un libro tan negativo, en esperanza e ilusión.
Así, iba yo hacia mi casa, ilusionada, pensando que pronto iba a ser partícipe de la sorprendente vida, encerrada en este pequeño libro que portaba bajo mi brazo y medio escondido entre el abrigo. Una vida que sin duda, me iba a impresionar; y, mientras tanto, fantaseaba con la interioridad emocional y afectiva de Teresa de Calcuta ¿serían sus estados de adoración hacia su Dios como los de Santa Teresa de Jesús?. ¿Tendría situaciones de éxtasis espiritual como ya conocemos por otras santas?. ¿Cómo sería esta Santa de hoy?.
Esperé con ilusión el momento de leer diario, porque aunque digan que hacer las mismas cosas y a las mismas horas, diariamente, es estresante, a mí, me va bien... ¡hasta ahora!.
Termino de arreglar la cocina y alrededor de las cuatro y media o las cinco, me largo al paseo, acompañada de mi música. Leí el libro y cuando comprendía que iba demasiado deprisa, volvía a releer. No era exactamente lo que yo me había imaginado. No se trataba de una experiencia de sublimación emocional; Langford, como cronista de la Santa, habla de "sed de dios", o "la sed que siente Dios hacia nosotros". El amor transformado en un instinto tan básico y universal como la sed, es una idea que no acierto a digerir.
Me impresionó mucho una fotografía de La Madre Teresa, en un estado de oración interior, ya bastante mayor, envolviendose sobre sí misma, pareciendo meditar sobre todos los horrores y las miserias que los pobres le ofrecían diariamente. La actitud de recogimiento y florecimiento interior que presentaba, se advierte indiscutiblemente en esa instantánea. No es una persona normal la que vemos, sino muy al contrario, un ser escepcional.
A pesar de todas éstas averiguaciones, no he conseguido terminar el libro. Pienso que el autor se ha excedido en misterios espirituales y cuenta pocas anécdotas de la santa, que sin duda, nos harían disfrutar más. Es demasiado escatológico, de cualquier forma, y si Dios quiere, ya lo leeré en otro momento, pues ahora tengo pendientes otras lecturas más urgentes.
Me he situado casi al final, pero verdaderamente lo he encontrado pobre para lo que nos han contado a cerca de ésta misteriosa mujer.
Juana M.V.G.
